Por Iván F. Mula / @ivanfmula
Francesc Casadesús presenta su tercera edición como director del Festival Grec continuando su idea del viaje. Después del Mediterráneo y Oriente, este año, la programación tiene como tema central el mundo anglosajón.
TEATRE BARCELONA: ¿Qué balance haces de tu experiencia como director del Festival hasta el momento?
FRANCESC CASADESÚS: La llegada fue como atrapar un tren en marcha. El primer año, casi el tren ya se iba. Pero, poco a poco, he podido ir sabiendo sobre qué raíl circulábamos. Este año, he podido trabajar con más visión y un poco de conciencia la narración del Festival. En realidad, esta la podríamos considerar mi primera edición, en este sentido.
Después del reto con Oriente, ¿ha resultado más fácil diseñar una programación sobre el mundo anglosajón?
El mundo anglosajón nos resulta más próximo. Por cultura y por lengua. Es más habitual ver obras de teatro de cultura anglosajona. Además, este año, tenía unos cómplices más fuertes: los directores del festival de Melbourne y Nueva York. En cierto modo, nuestros dos mundos, teatralmente, comparten una estética común. Por lo tanto, la dificultad de esta edición ha sido salir de lo que es obvio e intentar combinar proyectos que fueran algo más profundos para aportar, a través de los grandes temas, algo nuevo al tejido cultural de la ciudad. Probablemente, el reto era ir más a fondo de lo que nos resulta más inmediato.
Sin el contraste que provocaba el diálogo entre Oriente y Occidente, ¿con que habéis buscado jugar en esta edición?
Este año hemos buscado una reflexión más a fondo. El mundo anglosajón es un mundo formado por muchas capas. Por un lado, hay la traducción de textos actuales. Por otra, las diferentes miradas de gente joven de Barcelona hacia autores clásicos que están apareciendo. Por ejemplo, Shakespeare tiene una cierta presencia en el Festival, donde compañías jóvenes lo aprovechan para hablar de otras cosas. Además, hay la mirada a Nueva York como ciudad que nos aporta modernidad, investigación e innovación. Finalmente, no he podido evitar hacer una reflexión sobre el Bréxit como metáfora del fin del imperio británico y el postcolonialismo como un momento de cambio de época y de afectación a lo que entendemos por Europa.
¿Dirías que el Festival ha asumido nuevos riesgos apostando por instalaciones y la utilización de espacios poco convencionales?
No sé si la palabra es riesgo porque, de alguna manera, hoy en día, son tendencias que ya se están dando en el mundo escénico de forma habitual… pero es cierto que hay una apuesta clara por incorporar al Festival, sobretodo, los espacios museísticos. Es una manera de hacer entender que el Grec no se acaba en las salas teatrales. Seguramente, el más emblemático es el MNAC y, por eso, allí hemos ubicado la apuesta más potente. Pero también participarán la Fundació Miró, el Museo de Arqueología, el Museo Marítimo o La Pedrera, entra otros. Esta es una línea que me gustaría hacer crecer en los próximos años.
Otra novedad es el concepto “escena híbrida”. ¿Cómo se ha llegado, finalmente, a consensuar este término?
Pedí que alguien decidiera cuál era el término más adecuado. Para hacerlo, se encargó un estudio por parte de la Generalitat de Catalunya y el Institut del Teatre. En este estudio de 200 páginas, se contemplaron muchas opciones. Entonces, un día, en una mesa donde había representantes de todo el sector, después de analizar las diferentes propuestas, acordamos denominarlo de esta manera, siguiendo la argumentación del trabajo. Pienso que la palabra “híbrido” tiene una connotación positiva y que es bueno que nos pongamos todos de acuerdo en esto porque, al final, quien gana también es el espectador.
¿Hay voluntad de tener más en cuenta los jóvenes en esta edición?
Siempre hemos tenido en cuenta a los jóvenes. De hecho, de las primeras cosas que hice cuando llegué fue instituir una tarifa joven de 15 euros para que, al menos, el precio no fuera la barrera principal. Este año, hemos ido más allá y hemos hecho toda una programación pensada para (o con) los jóvenes. Se trata de una serie de espectáculos y actividades que puedan ser interesantes para ellos pero también con mirada innovadora. No hemos querido hacer las cosas fáciles sino apostar por los nuevos lenguajes.
El Festival, este año, ha conseguido hacer paridad. ¿Ha sido difícil o, finalmente, es una cuestión de voluntad?
La paridad es un deseo. Es un camino. Tenemos que vencer siglos de no paridad. Hay, probablemente, una generación donde esto es más fácil y otra donde, quizás, las mujeres, por las razones que sean, han abandonado o no están. Por lo tanto, es más fácil hacer paridad con una generación de creadores de hoy y creo que esto marcará el futuro de ahora en adelante. También es diferente dependiendo de cada disciplina: en danza es más sencillo, en teatro es más difícil y en cine, prácticamente imposible. En música depende del estilo. El hecho devque seamos un festival multidisciplinarlo lo hace más fácil. En cualquier caso, hay un tema de voluntad evidente y también de sensibilidad. Pero no es un trabajo que se pueda hacer solo desde un festival sino que nos tenemos que poner todos.
Hola! M’encanta el Grec, des de fa anys hi vaig, una nit només, això sí, que algunes no ens podem permetre gaire més, amb els sous que tenim. I justament quant a això: trobo que estaria bé recuperar una boníssima idea, que es va acabar amb aquest canvi a la direcció del festival, que era que a les xerrades que es feien a les biblioteques abans del festival, per parlar-ne, tots els assistents rebíem una invitació per a un espectacle. Això feia possible que gent com jo poguéssim accedir-hi amb la parella gràcies a aquest 2×1, cosa que ara… Atentament,