La Sala Beckett recupera, hasta el 9 de marzo, uno de los grandes clásicos de la literatura universal con el estreno de Bartleby, una adaptación en formato monólogo de la narración de Herman Melville publicada en 1853. La obra, dirigida por Llàtzer Garcia y protagonizada por Albert Prat, explora la perplejidad de un abogado de Wall ónico «Preferiría no hacerlo» a cualquier petición.
La obra supone el regreso de Bartleby a la Sala Beckett 36 años después de que José Sanchis Sinisterra la inaugurara con su propia adaptación.
Una revuelta silenciosa y profunda
La adaptación de García se centra en la figura del abogado, un personaje sin nombre que intenta comprender la resistencia pasiva de Bartleby, un hombre sin pasado ni futuro que simplemente deja de hacer. Esta decisión desconcierta y desmonta el sistema en el que vive el abogado, llevándole a un viaje de introspección y cambio. “A pesar de que el relato se llame Bartleby, el escribiente, el verdadero protagonista es el abogado. Es él quien nos habla y nos hace vivir su evolución emocional”, explica Garcia.
La ausencia física de Bartleby sobre el escenario le convierte en una especie de sombra, un personaje casi mítico que existe sólo a través del relato del abogado. “Es una revuelta contra el sistema, pero sin gritos ni violencia; sólo con la negativa a participar”, apunta el director. Para Albert Prat, la clave de la obra es ese vínculo fascinante entre los dos personajes: «El abogado necesita entender por qué Bartleby dice que no, porque eso le cuestiona toda su existencia.»
La elección de un solo actor en escena tiene la voluntad de convertir la obra en un diálogo entre el abogado y el público, creando un tribunal de la conciencia donde el espectador se convierte en juez de la historia. «Más que de monólogo, debemos hablar de diálogo, donde el interlocutor se mantiene en silencio», señala Garcia.
Un clásico adaptado a nuestros tiempos
La adaptación también ha trabajado para realizar el lenguaje más cercano y directo, sin perder la esencia original del texto de Melville. El director destaca la riqueza de registros del relato: «Va desde la comedia de oficinas hasta el relato fantástico y el drama». Esta diversidad temática, junto con su vigencia, convierte a Bartleby en una historia atemporal que sigue resonando en la sociedad contemporánea.
Más información, imágenes y entradas en: