Aüc: un grito contra la violencia sexual

Ivan F Mula

Les Impuxibles se alían con la dramaturga y directora Carla Rovira para gritar contra la violencia sexual con un espectáculo multidisciplinar poético y contundente a la vez. En La Seca-Espai Brossa.

«Un murciano enamorado en busca de la chica del tranvía», decía un titular. «El Romeo de Murcia: empapelar toda la ciudad en busca de apo amor platónico y las redes le tachán de acosador», decía otro. Y es que mientras gran parte de los medios de comunicación se vertían a una historia supuestamente romántica, las redes sociales y varias articulistas feministas gritaban: «no es romanticismo, es acoso». No es un caso único, Pero si reciente, mediático y, lo peor de todo, es que justifica socialmente las acciones de un chico que se dedica a perseguir una chica de la que dice estar enamorado aunque no haber cruzado dos palabras.

De acoso, violencia sexu al y cultura de la violación es de lo que hablan Les Impuxibles en Aüc. «Limbo [una pieza sobre el tráfico de una persona transexual] nos dio una gran satisfacción, no sólo artística, sino también personal. Es por eso que tenemos ganas de seguir en la línea de un teatro detemàtica social que haga de altavoz. Hablamos de la violencia sexual porque se habla demasiado poco y ya va siendo hora que se haga en el escenario».

Para ello, se han aliado con una dramaturga contundente como Carla Rovira. «Nos tildarán de feminazis, pero me da igual. No podemos hablar de violencia sexual desde un punto de vista que no sea radicalmente feminista. Hay que atacar la cuestión, hablar de ello públicamente. Desde que empecé a trabajar con los textos y explico en que estoy trabajando, muchas mujeres me cuentan situaciones de violencia que han sufrido».

Pero Rovira no ha concebido un espectáculo documental. Aunque han contado con el asesoramiento de la psicóloga Marta Mariñas, de activistas feministas y el testimonio de una mujer que ha sufrido violencia sexual, el espectáculo ha tomado forma a partir de conceptos e imágenes que mezclan los tres lenguajes habituales de la compañía: danza, música y teatro. «La danza es un lenguaje que comunica de una manera muy especial. Conecta por una vía muy sensorial y permite llegar a universos personales y vivencias donde no llega el texto », explica la coreógrafa y bailarina Ariadna Peya.

«Lo que más me ha impactado es que la gran mayoría de casos de violación no se dan en la calle, como todavía tenemos en nuestro imaginario, sino en el ámbito familiar o en entornos cercanos», explica Clara Peya, que ha hecho la composición musical del espectáculo y toca el piano en directo.Este es uno de los mitos que quieren romper, pero también otros que difícilmente se abordan.«Queremos dejar de hablar de víctimas y hablar de supervivientes. Queremos mostrar cómo las mujeres que han sufrido violencia sexual pueden volver a sentir placer», dice Rovira.

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