‘André y Dorine’ aborda el Alzheimer y la vejez desde la poesía visual

Redacció TeatreBarcelona

Después de llenar plateas de 23 países, llega al Poliorama André y Dorine, una propuesta de la compañía vasca Kulunka Teatro que utiliza 14 máscaras, gestualidad y música para hablar de una «pandemia» silenciosa y doméstica: el Alzheimer.

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André y Dorine son dos ancianos que, tras toda una vida juntos, se encuentran enemistados en un día a día basado en la monotonía; la enfermedad llega para romper la rutina y ponerles un reto: el de vencer el olvido con el amor. Con la ayuda de su máquina de escribir, André emprende el cometido de recordar a su mujer enferma -ya sí mismo- como estimaron a años atrás, para aprender a quererse de nuevo.

UN TEATRO QUE MECE

La obra cuenta con el apoyo de la Asociación de familiares de Alzheimer de Barcelona (AFAB) y la Fundación Pasqual Maragall, que destacan la capacidad que tiene de «sensibilizar» y conectar con el público: «Hay familias que tienen la necesidad de sentirse acolchadas, y eso ayuda muchísimo. Debería existir más sensibilización y menos propaganda «, apuntan. Y es que en vasco, kulunka significa «mecer», «porque es lo que queremos hacer con los espectadores», explica la actriz y productora Garbiñe Insausti, sobre esta compañía joven afincada en Euskadi, que fue creada para este espectáculo en concreto, que les ha llevado en un viaje que dura años gracias al boca oreja de los espectadores, que por ejemplo les hizo vender todas las localidades el segundo día de representaciones en Madrid o llenar ocho temporadas en Shanghai.

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«Ir al teatro sirve para reconocer lo que tienes en casa, se establece una catarsis colectiva que, en esencia, funciona en todas partes igual: una montaña rusa de emociones», relata el actor y productor José Dault. Y es que la compañía ha llevado su «lenguaje universal» para hablar de este «tema universal» en países culturalmente tan diferentes como China y Estados Unidos, pasando por Nepal, Turquía, Rusia, Argentina y el Reino Unido, entre otros. «Las máscaras pasan los filtros de la razón», reflexiona Dault.

UNA PARTITURA EMOCIONAL

«La música es un elemento que hace de narrador, describe la partitura emocional de la obra», gracias a que fue creada simultáneamente al proceso de guión de la pieza, mientras que los objetos también toman fuerza, en este texto sin texto, de la misma manera que lo pueden hacer en las películas de Pixar: «el papel del diagnóstico explica mucho gracias a la manera en que cada personaje se relaciona», por ejemplo.

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AMOR EN LA VEJEZ

Pero la enfermedad no es el único tema que quieren tratar: «Parece que cuando eres anciano no cuentas, no tienes derecho a vivir el amor: Reivindicamos el derecho a seguir siendo protagonistas de nuestra vida durante la vejez», profundiza Dault. Esta es, por tanto «una historia de amor en la vejez» que decidieron cantar gracias a una carta de amor real de una pareja que suicidarse juntos a una avanzada edad, en la que él se dirigía a ella para decirle que todavía era bella y deseable: sus nombres aparecen en el título de la obra como homenaje.

Sosteniendo esta parte más emocional y social se encuentra un engranaje artístico alabado por Anna Rosa Cisquella, de Dagoll Dagom, y Paco Mir, de Tricicle: «Artísticamente, André y Dorine es una obra muy original, no se parece a ningún otro -apunta Cisquella-. Esto me recuerda a las compañías que, hace unos años, se inventaban un lenguaje propio. Tiene tanto mérito como el contenido «. Y Mir lo secudna: «Es un viaje con el Shambala de Port Aventura pero también un espectáculo muy bien hecho e interpretado».

Encontraréis toda la información sobre horarios y funciones en la ficha del espectáculo:

Texto: Neus Riba

Escrito por
Redacció TeatreBarcelona
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Comentarios
  • Rosa Carbonell

    Un espectacle delicat, tendre, honest, acurat. Posada en escena senzilla, perquè no són necessaris grans artificis per arribar al cor de l’espectador, només HONESTEDAT. Virtuosisme dels actors que respiren molts bolos a la pell, perquè cada gest es respira perfectament mil.limetrat. Una comèdia tendra i emotiva amb imatges molt poètiques que ens fan sentir identificats dins la difícil i bella tasca d’estimar…
    Gràcies, Kulunka Teatro i gràcies Teatre Barcelona. Gràcies de tot cor.

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    06/09/2015
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