Alonzo King está considerado uno de los coreógrafos, o ballet máster, más importantes del momento. Viendo las dos coreografías presentadas en el Grec de este año queda claro que su categoría como artista está fuera de dudas. Su sello está presente en todos los movimientos de sus bailarines, hasta el punto de haber creado un estilo fácil de reconocer. Un estilo que se basa en la técnica del clásico pero que a ratos deriva hacia movimientos sincopados y quebradizos, y a otros hacia una volatilidad y fragilidad que sorprenden. No hay que decir, además, que todo ello se sirve gracias a doce magníficos intérpretes que ejecutan las coreografías con una precisión absoluta, dando siempre la sensación que ha desaparecido el peso de los cuerpos.
A Writing Ground -inspirada en poemas de Colum McCann y músicas procedentes de las tradiciones judía, cristiana, musulmana y budista- destacaron sobre todo los dúos o pas de deux, y también el quinteto final, que puso a todo el mundo los pelos de punta. A Biophony, en cambio, destacó la imitación de los movimientos de animales y la integración total de la danza con los sonidos de la naturaleza. En este caso, nos quedamos con la escena que transcurría en el mar, de un misterio y una delicadeza sobrecogedoras. En definitiva, uno de los grandes espectáculos de danza de este Grec… y quizás me atrevería a decir uno de los mejores que ha pasado por Barcelona esta temporada.