A punto de conmemorar el 90.º aniversario de Stephen Sondheim (todavía con vida), resulta una feliz coincidencia que sea ahora cuando West Side Story, su debut como letrista, nos llegue a Barcelona. Después de su éxito en Madrid y la expectativa creada a su alrededor, podemos decir que el montaje ha conseguido estar a la altura de lo que el público de aquí podía esperar. Se trata de una propuesta de alta inversión y recursos técnicos y artísticos que lucen sobre la escena de manera impecable, con un resultado final pulcro y perfeccionado, cosa que deja en evidencia a otras propuestas que hemos visto en otras ocasionas. En el espectáculo, destaca notablemente el buen nivel de los bailarines que siguen las coreografías originales muy bien orquestadas en los números corales, sobre todo, en el primer acto y, en concreto, durante las peleas de las dos bandas. Por otro lado, a pesar de que el protagonismo está bastante repartido, hay que resaltar la gran química de la pareja de enamorados, de los que la calidad vocal de Talía del Val resulta impresionante. No solo tiene un registro potente sino que, además, se adecua genialmente al personaje. La evolución de los dos, además, está bien trazada y podemos ver su viaje emocional con claridad a través de unas pocas escenas. Finalmente, es imprescindible mencionar el gran trabajo por parte de la dirección musical que empasta tan bien la orquesta y las voces. En definitiva, se trata de una delicia que enamorará a los fanáticos del género musical, gracias a su efectividad pero también por su encantadora escenografía y un diseño de vestuario tan colorista como meticulosamente cuidado.
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