Todo el mundo tiene su recuerdo y su idea de West Side Story, sobre todo por el referente cinéfilo… ya que desgraciadamente las versiones teatrales que se han estrenado en nuestro territorio han estado más bien escasas. De hecho, ahora mismo solo recuerdo la de Ricard Reguant de 1996, también en el Teatro Tívoli, y con Lorenzo Moncloa, Alba Quezada, Marta Ribera y Victor Ullate Roche encabezando el reparto. Por lo tanto, es muy fácil acercarse a este clásico con un montón de prejuicios en la cabeza… A pesar de todo, también hay muchos puntos fuertes a los que aferrarse, puesto que un gran musical como este cuenta con una partitura emblemática, unas coreografías que no han envejecido nada y una temática que desgraciadamente sigue vigente en muchos aspectos.
El montaje de SOM Produce y WSS 100 Aniversario también destaca por haber recuperado la versión original íntegra de este musical estrenado el 1957. Justamente el año pasado, y aprovechando el 100 cumpleaños del nacimiento de Leonard Bernstein, el montaje se estrenó a Madrid con una producción que está a la altura del mito. Tanto la dirección artística como la iluminación o el vestuario acompañan a la perfección un montaje que, como era de esperar, destaca por la parte musical. No he podido ver a Javier Ariano (para algunos el gran descubrimiento de esta versión), pero sí he disfrutado con la potencia vocal de Talía del Val en el papel de María o con la completísima interpretación de Silvia Álvarez como Anita. La orquesta de 12 músicos, dirigida por Gaby Goldman, también me ha parecido más que correcta, mientras que las coreografías creo que se ajustan perfectamente al espacio y al número de bailarines. Muy bueno, en este sentido, el número del Mambo o el del archiconocido América.
La única pega que puedo encontrar, como ya me pasa en otros muchos musicales, está en la ejecución de las partes habladas. Es curioso que la exigencia no sea tan grande aquí como en la parte musical… Seguramente es uno de los puntos que más diferencia los productos de aquí de los que te puedes encontrar en cualquier capital de habla inglesa, donde el espectáculo musical es desde hace décadas un producto o casi una marca.