Algunas veces, las nuevas generaciones sienten la necesidad de romper artísticamente con las convenciones establecidas de una manera tan fuerte que se acaban centrando más en provocar que en construir su propio discurso. Afortunadamente, también aparecen, de vez en cuando, ejemplos sorprendentes y genuinamente representativos como este Wasted dirigido por el cada vez más reivindicable Iván Morales. Basada en un texto de la poetisa, rapera y dramaturga inglesa Kate Tempest, la obra nos habla de la crisis existencial de tres amigos de 25 años que se sienten perdidos y frustrados, después de una década de haber perdido al cuarto miembro de la pandilla en una muerte prematura. Lo más destacable del montaje es su proximidad. La puesta en escena propone una serie de filas creando círculos concéntricos con las butacas entre las que los actores interpretan sus monólogos, diálogos e interactúan con el público. La fuerza de los textos, presentados de este modo, es impactante. Sus protagonistas, Oriol Esquerda, Sandra Pujol y Xavier Teixidó, hacen un gran trabajo interpretativo del que destaca su honestidad pero también una depurada expresión corporal que ha recibido el asesoramiento del colectivo Los Corderos. Se trata, en realidad, de un contenido con reflexiones bastante cotidianas pero con una presentación fresca, auténtica y muy directa. También un espacio sonoro muy sugerente, una utilización hábil de la música y una iluminación acertada ayudan a elevar el conjunto al máximo de sus posibilidades. Profunda, espontánea y sin complejos, esta sensacional radiografía de los miedos y aspiraciones de los jóvenes actuales no sólo llega al corazón, la mente y el estómago… sino que llega para quedarse.
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