Una necesaria sonrisa femenina

Veus que no veus

Veus que no veus
20/12/2019

«Descargo …», decía Pepa Plana a cada intento de quedarse, a cada nueva oportunidad, a cada rendija que detectaba … Una mujer decidida, en busca del espacio que todo el mundo se merece, dulce y cercana, aparentemente naif pero capaz de analizar la realidad desde una perspectiva humana, inteligente, femenina. La Payasa Augusta contándole a un maniquí la gran diferencia entre aparentar que se es y ser realmente. Se busca la gracia, sí, pero también la mordida, y el espectáculo lo consigue haciendo de cada gag una imagen de lo que el guión esconde.

La escena se desarrolla en un espacio con estética de buhardilla, de almacén, y la excusa de una oferta laboral da pie al encuentro de las dos payasas, la Augusta y la Blanca, encarnada por una espléndida Noël Olivé, el contrapunto perfecto. Bajo la dirección de Joan Arqué, ocurren una tras otra reivindicaciones en clave femenina, pensamientos e historias que llevan a la protagonista a introducirse en el mundo del teatro. Las voces de actrices catalanas que han hecho del teatro su vida aparecen en el misterioso espacio como voces que no ves, y le aportan la fuerza para rechazar el empleo al que parecía destinada para vislumbrar el sueño: ser actriz. La Navidad le enseñará el camino. Es el momento más sublime. El contacto entre las dos payasas crea números de circo clásicos de éxito perenne, y la locura acerca al público hacia la reflexión crítica y poética a medida que el espectáculo avanza. La reivindicación es continua, la diversión es constante y la reflexión acompaña todo el proceso. Una combinación compleja, lograda de forma brillante.

Y yo «descargo …», como diría ella. Descargo para quedarme, para disfrutar de este lenguaje, para aprender del gesto, la energía y la intención de la Pepa Plana, y para no huir de este contacto humano, que te hace sentir con una payasada lo que ningún discurso conseguiría. Porque cuando ríes abres los ojos, abres los poros y la corriente sanguínea se acelera, y todo funciona mejor, todo es más comprensible y las apariencias se desmontan. Y estás mejor. Y si no estás bien, siempre te la puedes encontrar en ella dispuesta a ayudarte con un «quieres que hablemos de ello…?».

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