La temática como excusa

Una història real

Una història real
31/10/2019

Teniendo en cuenta que el teatro de texto es mayoritario en el panorama de nuestra ciudad, puede resultar innecesario tener que salir a defenderlo. Sin embargo, no está de más resaltar que abordar según qué temáticas desde la escritura teatral es muy importante para la salud creativa de un país, entre otras cosas, porque el teatro es un arte efímero y, pasados los siglos, los montajes se olvidan mientras que lo que queda son los textos. En esta tarea de construcción de una identidad cultural, Pau Miró es uno de estos dramaturgos cuyo trabajo siempre merece la pena ir a ver, por el acierto de sus temáticas, un estilo elaborado y una mezcla de géneros que no deja de lado la profundidad. Todos estos valores están presentes en Una història real, una propuesta sólida que, con una elegante sobriedad escénica, aborda un drama con toques de thriller sobre las relaciones familiares, las conflictivas conexiones entre realidad y ficción, y todo bajo la sombra del aumento de ideologías fascistas en la actualidad. Un cóctel atractivo y poderoso que atrapa y consigue mantener la tensión hasta el final.

Una vez hecha la defensa del teatro de texto, no obstante, hay que mencionar también que esta disciplina escénica tiene sus vicios i que, en esta pieza, resaltan bastante. Se trata, por ejemplo, de la aversión a los silencios, la insistencia en que todo esté explicado en los diálogos, el abuso de monólogos expositivos o una irreal autoconciencia psicológica de los personajes que revelan lo que sienten y piensan de manera clarividente y específica cuando hay que resolver los interrogantes minuciosamente planteados durante la obra. Todo esto, sumado a que el autor decide llevar la historia por un camino que, claramente, no es tan atractivo como el que parece apuntar la premisa, hace que el resultado final, en conjunto, no sea tan redondo como, potencialmente, podría haber sido, si no se hubiera usado la temática como excusa para, en realidad, hablar de otra cosa. En cualquier caso, estamos ante un espectáculo notable con grandes interpretaciones de Manrique y Conejero, además de un Nil Cardoner que se revela como un joven gran actor capaz de sostener la réplica a los más veteranos como si lo hubiera hecho toda la vida. Habrá que seguirle la pista.

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