Una de las funciones del teatro también es la de dar visibilidad a temas que, a pesar de ser importantes, por unos motivos u otros, se han convertido en un tabú en nuestra sociedad. Afortunadamente, por ejemplo, aparecen cada vez más obras que tratan el aborto, la muerte perinatal y las consecuencias emocionales que pueden sufrir las personas que han tenido que vivir esta experiencia traumática. En una línea similar a Llibert de Gemma Brió, Una gossa en un descampat es una propuesta honesta que va algo más allá de retratar esta circunstancia tan íntima y más habitual de lo que creemos. El espectáculo abre un abanico de personajes interesantes que enriquecen el universo de la protagonista, aportan los diferentes puntos de vista de la problemática y completan todo el recorrido. La propuesta tiene una fuerza a alegórica notable y estructura con habilidad todos sus elementos. Pero, sobre todo, es la magnífica dirección de Sergi Belbel la que consigue inquietar, emocionar, hacernos reír, crear magia y realismo. La valentía del texto de Clàudia Cedó, en este caso, cuenta también con la complicidad de dos actrices como Vicky Luengo y Maria Rodríguez con una gran conexión y un alto nivel interpretativo. Del conjunto, sin embargo, no acaba de encajar del todo la última pieza, queriendo, quizás, acabar con una brizna de optimismo. En cualquier caso, resulta reconfortante comprobar, como se dice en el montaje, que también puede haber belleza en los descampados.
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