Estamos tan acostumbrados a que las historias de amor estén explicadas desde la comedia frívola o la idealización romántica que, cuando nos presentan una propuesta mínimamente realista, la sorpresa resulta el doble de gratificante. Un cop l’any es un espectáculo ambicioso, puesto que nos cuenta una relación sentimental a lo largo de tres décadas, pero con la capacidad de resolverlo con agilidad, inteligencia y muy buen gusto por los pequeños detalles. Àngel Llàcer vuelve a demostrar su gran sensibilidad como director y llena de corazón y alma la habitación de un hotel donde sus protagonistas comparten sexo, conflictos, amor y otras complicidades. Es muy interesante ver cómo la obra evoluciona desde el humor ligero de la primera escena hacia un tono mucho más profundo, logrando momentos de un dramatismo verdaderamente emotivo. En este sentido, David Verdaguer y Mar Ulldemolins tienen el mérito de conseguir enamorar el espectador gracias a su credibilidad y carisma como intérpretes. El contexto histórico, lleno de referencias nostálgicas de los años 70, 80 y 90, son un añadido simpático y agradable en este montaje que consigue transmitir, en general, grandes dosis de buen humor y vitalidad. El único reproche que le podríamos hacer, en realidad, es que se trata de un tipo de historia que, quizás, ha quedado ya un poco anticuada. Afortunadamente, la adaptación (en tiempo y espacio) está tan cuidada que, en cierto modo, compensa unas formas y un contenido que, en el teatro actual, ya no se estilan tanto.
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