Producto generacional y nostálgico

Àngel Llàcer: Un cop l'any

Àngel Llàcer: Un cop l’any
21/11/2017

El año 1978, el director Robert Mulligan ya llevó al cine esta obra de teatro de Bernard Slade. Así es como descubrí, años más tarde, una historia que mezcla comedia, romanticismo y nostalgia. Su principal encanto es que parte de una premisa original -una pareja de adúlteros decide encontrarse sólo una vez al año hasta el final de sus vidas- para acabar explicando la historia de los protagonistas y también la de las tres últimas décadas del país. En la versión americana se empezaba por el 1951 y el periodo escogido comprendía momentos como la llegada a la luna o la guerra de Vietnam. Aquí, en cambio, el traductor y adaptador Hèctor Claramunt ha elegido sabiamente el periodo de la transición, empezando por el 1976 y alargando la relación hasta el cambio de milenio. Un periodo que nos permite recordar personajes y hechos destacados, como por ejemplo las primeras elecciones democráticas, el golpe de estado, el Mundial de fútbol, la Movida madrileña, el regreso de Tarradellas, los Juegos Olímpicos de Barcelona, etc. Se trata sólo del marco, pero un marco bastante importante cómo para que varias generaciones de espectadores se identifiquen con unos tiempos ya pasados que, en algunos casos, recuerdan con nostalgia.

Aparte del envoltorio histórico, el texto destaca por cómo se explica la historia romántica, que involucra a terceros y que deriva hacia momentos muy tiernos y también de muy dramáticos. Àngel Llàcer ha sabido llevar el relato con precisión y buen sentido del ritmo. A pesar de que empieza con una escena un poco sobreactuada y no saca suficiente partido del decorado -25 años dan por muchos detalles escenográficos-, la pieza funciona y convence. David Verdaguer y Mar Ulldemolins aportan todo el carisma posible y consiguen momentos tan divertidos como el del parto o el de la llamada telefónica. Evidentemente, estamos ante un producto comercial pensado para atraer a miles espectadores… y visto el resultado creo que no van desencaminados.

← Volver a Àngel Llàcer: Un cop l'any

¡Enlace copiado!