La ternura del caos

Travy

Travy
03/10/2018

Cuando a Oriol Pla le dieron carta blanca para montar un espectáculo en el Teatre Lliure decidió hacerlo con su familia y en la sala pequeña, cosa que demuestra una clara voluntad inicial de trabajar desde lo íntimo y lo personal.

La obra comienza con un ingenioso número de mímica de Oriol Pla donde vemos cómo el éxito profesional lo lleva a un estado de locura. Así volverá a casa con el objetivo de montar un espectáculo conjunto con su familia.

El contraste entre los distintos miembros de la familia, además de una gran colección de situaciones cómicas, pone sobre el escenario temas como la emancipación de los hijos o el relevo generacional en las artes escénicas.

Los personajes de los padres, Quimet Pla y Núria Solina, representan una forma de teatro basada en la tradición juglar y la comedia del arte. Dos personajes crepusculares y nostálgicos que buscan maneras de pasar el tiempo mientras presencian el fin de su era. Dos muñecos rotos capaces de transportar al espectador de la mayor carcajada al drama más íntimo en cuestión de segundos.

La hija, Diana Pla, sin embargo, se presenta en conflicto constante con sus progenitores. Su necesidad de romper con la tradición y salir de clan le lleva a buscar nuevas formas de expresión, propias del teatro performático. Mientras tanto, el director de la obra trata de poner un poco de orden en este gran kaos sin lograr ningún éxito.

El resultado de todos estos ingredientes es una obra metateatral muy personal y llena de ternura. Un ejercicio de generosidad de la familia Travy al compartir su intimidad y su forma de ubicarse en el mundo con todos nosotros. Una delicia escénica que ningún amante del teatro debería perderse.

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