Jonathan Larson escribió Tick, tick… Boom! como monólogo musical y autobiográfico, pero después de su prematura muerte -justo antes de estrenar Rent en el Off Broadway- la productora Victoria Leacock le encarga al escritor David Auburn que reconvierta la obra en una pieza para tres personajes. Y así es cómo ha llegado hasta nosotros… Una pieza que nos habla del éxito y del fracaso, de la América de los noventa, del Sida, de las relaciones personales y laborales… y en definitiva, del amor por la música. Ferran Guiu ha tenido en cuenta esta última idea y ha ideado un montaje simple y efectivo, en el que las canciones son las protagonistas. Unas canciones, por cierto, que pasan del rock a momentos de gran musical, como en el tema Sunday (un homenaje clarísimo al compositor Stephen Sondheim) o en la introducción de Superbia. En este sentido, las interpretaciones de un imparable Xavi Duch, de Lourdes Fabrés y Marc Pociello acaban de hacer el resto y llenan de emoción varios pasajes de la obra. Es cierto que hay algún problema de volúmenes y que las letras no son siempre inteligibles, pero está claro que un musical intimista como este requería un espacio pequeño y un tratamiento como el que finalmente se le ha dado.
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