La productora Sixto Paz, responsable de propuestas tan interesantes como Pulmons, L’efecte o Història, entre otras, continúa creciendo y experimentando esta vez asociándose con la compañía PSIRC, con quienes han creado un espectáculo visualmente bellísimo. Tender Napalm es un conjunto de alegorías sobre la fatal pérdida de un hijo por parte de una pareja. La tristeza, la rabia, la lucha contra el dolor y el miedo, entre otras muchas emociones y pensamientos, queda perfectamente plasmada en este montaje que mezcla textos esencialmente metafóricos con una poética del lenguaje físico exquisita. Resulta a alucinante la fluidez con la que se han integrado las coreografías de movimientos con los diálogos y las diferentes escenas. No sólo consiguen que todo encaje a la perfección sino que, además, el conjunto es una delicada preciosidad que el excelente diseño de iluminación termina de redondear. Hay que aplaudir la aportación de los acróbatas de PSIRC pero también el fantástico trabajo de dirección de Pau Roca y el movimiento a cargo de Mercedes Boronat. El problema de la propuesta, desgraciadamente, es que el texto abusa del contenido simbólico enlazando tramas fantásticas interesantes pero que acaban siendo repetitivas. Llegados a cierto punto, la lucha contra un monstruo o contra otro o contra los elementos aportan sensaciones demasiadas parecidas. Se echa de menos, en el texto, una perspectiva más realista que aborde directamente el conflicto del que se habla en algún momento y compense con un dramatismo más terrenal y cotidiano. Sin embargo, hay que insistir en que se trata de una puesta en escena que enamora; una de las más bonitas que se han visto últimamente.
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