La oscuridad del thriller social

Temps Salvatge

Temps Salvatge
10/06/2018

Aparte de tratarse de uno de los dramaturgos catalanes más internacionales, Josep Maria Miró, poco a poco, está empezando a ganarse una notable relevancia literaria gracias al estilo tan definido y la personalidad narrativa de su obra. Desde El principi d’Arquímedes a Nerium Park, su teatro juega con el suspense dramático y sentimientos oscuros como la desconfianza o el miedo hacia los seres humanos con los que nos toca convivir. En Temps salvatge, continúa explorando sus rasgos más característicos, potenciando, todavía más, el espíritu de thriller cinematográfico. Como si fuera una mezcla entre las películas de Polanski, Haneke y Mike Leigh, en este caso, el misterio se combina con pinceladas de denuncia social y angustiosas escenas de la vida cotidiana. El resultado es un vibrante mosaico de personajes atrapados en una telaraña de relaciones tóxicas movidas (o bloqueadas) por sus más oscuros temores. Es un retrato demoledor de una sociedad de las apariencias que pierde el control sobre sus propios secretos. La construcción del relato es rica en metáforas e interrogantes que cada espectador tendrá que resolver según su lectura y posterior reflexión. Quizás el espectáculo ha querido alcanzar demasiadas tramas y protagonistas y, en algún momento, se pierde entre las ramificaciones de la historia, así como la puesta en escena de Xavier Albertí quiere ser tan agobiante que acaba resultando algo artificial y efectista. Sin embargo, el alta calidad interpretativa (gran sorpresa: Laia Manzanares) y la profundidad de sus diálogos (a pesar del marcado acento literario de alguno de ellos), en general, están a la altura de lo que podemos esperar de un Josep Maria Miró en estado puro, al cual, sin embargo, le sientan mejor los espacios más pequeños, íntimos y claustrofóbicos.

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