Cuestión de oportunidades

La tendresa

La tendresa
02/02/2019

Hay muchos espectadores habituales de teatro que reconocen que lo que menos les interesa de Shakespeare son sus comedias, repletas de malentendidos, equívocos, guerra de sexos y juegos de travestismo. Si sois uno de estos espectadores es posible que La tendresa no os interese, puesto que Alfredo Sanzol rinde una especie de homenaje oculto a esta fórmula que causó furor en el Barroco y que después fue derivando hacia otros subgéneros. Es lástima, sin embargo, que al recuperar una temática tan manida no se haya arriesgado algo más ni se hayan explorado aquellas zonas de ambigüedad que en los originales tenían que disimularse con los clásicos deus ex machina. Creo que el travestismo de las tres protagonistas femeninas podía haber dado más juego, porque la confusión que despierta no tiene que ser siempre un camino de ida y vuelta, ni una situación banal. Se ha perdido, pues, una oportunidad para ir un paso más allá, para encontrar otros caminos aunque se partiera del mismo origen. A pesar de todo, Sanzol consigue con la dirección de actores lo que quizás no consigue con el texto, puesto que las interpretaciones son libres, arriesgadas y precisas. Los seis intérpretes funcionan de forma homogénea y compensada, consiguiendo gran complicidad y clavando algunas de las partes más acertadas de esta revisión de género, como el desdoblamiento de personaje o la orgía final de despropósitos. En definitiva, un ejercicio teatral que podría haberse exigido más a si mismo, pero que funcionará muy bien y que satisfará a un público ávido de diversión.

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