Solo creo en el fuego es una obra dirigida e interpretada por Ángela Palacios y Carlos Martín-Peñasco. Ambos representan la relación que mantuvieron Anaïs Nin y Henry Miller en el París de entreguerras complementándola con parte de la biografía de los dos escritores. Esta complementación textual queda perfectamente entrelazada y ligada con la gran actuación que hacen los actores.
Aunque la actuación es impresionante, esta se ve reforzada por unos sutiles y geniales efectos ópticos y lumínicos. El atrezo también juega un papel fundamental en la obra, ya que refuerza la expresividad del texto, el cual no hay que olvidar que está muy bien elaborado.
Sin duda alguna, es una obra muy recomendable puesto que es muy completa. Todos los detalles están muy bien trabajados y ligados, por ejemplo, los actores introducen algunas escenas de humor entre las partes más puramente biográficas que rebajan la intensidad de la composición. Sin embargo, pese a que consideramos que la obra es impecable, la sala no acaba de estar a la altura. El problema principal es la disposición de las sillas y la no elevación del suelo, de modo que los espectadores que se encuentran en las últimas filas tienen muchos problemas de visión. Aunque es un inconveniente importante, la obra es tan genial que vale la pena ir aunque te toque en última fila.