Jean-Claude Grumberg es un dramaturgo francés bastante conocido en su país, pero prácticamente inédito en nuestros teatros. Cómo mucho del teatro contemporáneo que nos llega del país vecino, se trata de un tipo de texto discursivo, a menudo basado en una anécdota y casi sin acción dramática. En Serlo o no encontramos dos vecinos que coinciden en la escalera de su inmueble y que conversan sobre el hecho de ser judío… o de no serlo. Una excusa para hablar de la diferencia, de los prejuicios y de la libertad a la hora de escoger qué se quiere ser a la vida, lejos de religiones o de dogmas establecidos. Lástima, sin embargo, que el diálogo sea a ratos desigual y que uno de los personajes parta con inferioridad de condiciones. Un hecho que no lastra el trabajo de los dos intérpretes, muy ajustados a las necesidades del texto. Arnau Puig ha sido realmente una sorpresa, pero Josep Maria Flotats vuelve a demostrar -especialmente en el monólogo final- que sabe encontrar y bucear en el alma de los personajes. Su estilo, aquí mucho más medido de lo que es habitual en él, puede gustar o no, pero lo que nadie podrá negarle es que disfruta enormemente con lo que hace y que se entrega en escena como si cada función tuviera que ser la última.
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