Quizás más conocido por sus trabajos como guionista de televisión (Plats bruts, Jet lag) que por su faceta de dramaturgo (a pesar de haber escrito y dirigido piezas tan interesantes como la reciente New order), Sergi Pompermayer es, al fin y al cabo, un autor con mucho oficio. Si analizamos la manera en la que está estructurada la historia, la función de cada una de las escenas, la descripción de los personajes o, incluso, el uso de los diálogos, encontraremos que Sacrifici cumple todos los requisitos que cualquier manual de escritura exigiría a una historia bien explicada. Sin embargo, la propuesta no consigue aportar nada original, nuevo o cualquier cosa que no hayamos visto antes muchas veces en innumerables obras de ficción. Optando, así, por una funcionalidad muy efectiva, el montaje habla de vocaciones frustradas, de los límites de la amistad, el amor y el sexo con agilidad narrativa y una cierta gracia. Sus actores hacen un trabajo interpretativo correcto y la puesta en escena tiene también sus aciertos. Aún así, su exceso de tópicos y lugares comunes la hacen caer en una previsibilidad constante que le resta gran parte del valor que aportan sus otras cualidades antes mencionadas.
¡Enlace copiado!