¿Somos turistas o viajeros? Esta es la pregunta que sirve de punto de partida a la compañía La Ruta 40 para estructurar un espectáculo alrededor del turismo, un tema, sin duda, interesante para abordar desde una ciudad como Barcelona. El grupo inicia la cuestión desde el sentido del humor, la transparencia como creadores y un puñado de interrogantes que hacen arrancar el espectáculo con fuerza y originalidad. A partir de aquí, el montaje evoluciona y, en cierta, manera se deconstruye, convirtiéndose en un abanico de fragmentos que, como el puzzle gigante que montan sobre el escenario, forman una imagen global de aquello que están intentando analizar. El concepto es curioso pero también arriesgado, puesto que este tipo de puesta en escena marca y limita mucho todo el conjunto. Por otro lado, combinan momentos de gran ingenio o una cierta profundidad con otros no tan cautivadores, de forma que la obra transmite una cierta irregularidad. Afortunadamente, los tres actores resultan carismáticos, tienen buena química y es fácil dejarse llevar por ellos allá donde nos quieren llevar. En este sentido, este viaje no podía tener unos mejores guías.
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