Vemos a menudo muchas obras en las que se habla del teatro o de los actores, pero es la primera que veo que habla de las técnicas de interpretación. Esta es precisamente la premisa y el desarrollo, puesto que Premis i càstigs es un muestrario de ejercicios teatrales -algunos bastante divertidos- y poca cosa más. La obra empieza con un grupo de actores que, vestidos cómo si tuvieran que interpretar una pieza de Chéjov, salen al escenario para explicarnos y mostrarnos todo lo que se puede expresar con las manos, con el rostro, con todo el cuerpo… La idea es original y permite disfrutar de momento únicos, poco vistos, y muy agradecidos. Pero cuando uno ve que con aquello no se irá a ninguna parte comienza la inquietud y una cierta desazón entre los espectadores. Además, la supuesta representación del final se hace larga y aburrida, cosa que no ayuda al resultado global del espectáculo. Creo que un recorte a tiempo lo hubiera dejado como un producto simpático, pero la ambición o la idea de querer lanzar algún mensaje inexistente no le han permitido levantar del todo el vuelo. Me quedo, sin embargo, con la sensación del inicio y con la interpretación más que sobrada de un grupo de actores solventes y esforzados.
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