Toni Gomila continúa el trabajo de recuperación del lenguaje balear que ya inició con Acorar, monólogo sobre el cambio de la sociedad tradicional mallorquina que lleva años en cartel y que ha girado a nivel nacional e internacional. En esta ocasión, el creador se une a su compatriota Catalina Florit para hacer una recopilación de los cuentos populares que hace más de 3 siglos el padre Alcover decidió no incluir en su particular recopilación por mostrar la parte más negativa de la sociedad: Violación, corrupción, abusos infantiles… Escenas que aún a nuestros ojos parecen fuera de lugar y políticamente incorrectas.
Cuando pensamos en la cantidad de textos existentes, uno no puede evitar preguntarse si realmente esta recuperación de textos es necesaria hoy en día. A parte de la riqueza de vocabulario, que te obliga a estar bien atento para no perderte nada, poco más tienen que enseñarnos unas historias excesivamente cortas que son poco más que planteamientos de desenlace repentino.
Por otro lado, el espectáculo es muy bueno en cuanto a interpretación y puesta en escena. Gomila y Font desprenden energía por cada poro de su piel, con una compenetración perfecta. En sus narraciones, los actores discurren por una coreografía llena de movimientos gráciles, atrevidos y picarescos, con una canalla y constante interpelación al público que se gana todas las carcajadas. El uso del sonido, la escenografía absolutamente minimalista y los efectos lumínicos son un elemento más en la consecución de un montaje bello y poético, aunque de contenido de dudosa trascendencia.