Como sucede a menudo con el clown o la Commedia dell’Arte, los espectáculos de marionetas deben enfrentarse al prejuicio de ser considerados una disciplina dirigida al público infantil. Parias es el ejemplo claro de que la técnica de manejar muñecos tiene infinitas posibilidades y que se presta a tocar con naturalidad conceptos filosóficos de gran altura. Javier Aranda, titiritero, autor y director de la propuesta, ha construido un universo triste y grotesco donde toda una serie de personajes hijos de la marginación luchan por encontrar el sentido de lo que les impulsa a vivir; eso sí, sin renunciar al humor y a la diversión. Inspirado en obras como Hamlet, La cantante calva o Los miserables, nos explica los dramas cotidianos desde una perspectiva existencial de unas marionetas con un diseño que recuerda al Jim Henson más oscuro y el espíritu de un cuadro de Francis Bacon. La grandeza de Parias radica en su capacidad de hacer reír a la vez que plantea temas tan cautivadores como: la marioneta que seduce al titiritero, el títere que toma conciencia de su condición y acaba creando también su propio muñeco o títere que mata al titiritero a pesar de, y por tanto, morir con él. En definitiva, una breve y pequeña joya.
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