Mezclar los universos de autores tan interesantes como Kafka, Lewis Carroll o Pirandello en una misma propuesta suena, de entrada, tan osado como estimulante. La compañía Dei Furbi se atreve con esta aventura, después de lograr un cierto éxito con La flauta màgica y la Trilogia Mozart con un resultado efectivo pero no demasiado trascendente. Con dramaturgia y dirección de Gemma Beltran, la propuesta es una especie de popurrí literario de los textos de estos autores, a los que se le suma también algo de Calderón de la Barca, siguiendo la lógica del lenguaje poético, el teatro absurdo y la expresión corporal. La técnica vocal y física de los actores es espléndida y, gracias a eso, cada una de las secuencias funcionan visualmente muy bien y atrapan de manera bastante hipnótica al público. No obstante, más allá de este virtuosismo actoral, su narrativa es un poco caprichosa y, a pesar de seguir, básicamente, el argumento de América, una novela inacabada de Kafka, el espectáculo, hasta cierto punto, parece que no tenga, en realidad, demasiado que explicarnos. Por lo tanto, estamos hablando de un juego teatral de tres magníficos intérpretes y una directora a partir de un material literario muy jugoso que, desgraciadamente, no ha sabido crecer más allá del juego mismo.
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