La lírica de Lagarce

Només la fi del món

Només la fi del món
29/02/2020

Hay textos que tienen sus particularidades, su poesía interna. La obra de Jean-Luc Lagarce es, sin ningún tipo de duda, uno de estos casos. Només la fi del món está llena de repeticiones, de frases que no acaban, de expresiones redundantes, pero también de una extraña lírica que lo impregna todo. A ratos da la sensación que estamos ante un texto más literario que teatral, a pesar de que no se puede negar que los personajes que aparecen están muy vivos. Cuesta no rendirse a esta familia que se debate todo el rato entre el enfrentamiento y la ternura, como si hubiera quedado suspendida en un punto intermedio del que no puede escapar.

Oriol Broggi ha optado, como en otras ocasiones, por un montaje minimalista y estático. Es posible que la sencillez formal le vaya bien, pero reducir al mínimo la expresión y la interacción entre los actores ya es más discutible. Los largos monólogos, casi sin gesticulación y lanzados directamente al público, acaban por resultar redundantes y faltos de naturalidad. Entiendo que el director se ha dejado llevar por la parte onírica de la pieza… pero en el fondo se habla de una familia, de problemas que podemos reconocer fácilmente y de sentimientos que explotan cada dos o tres escenas. Por lo tanto, no le hubiera ido mal acercarse algo más al realismo y tocar más de pies en el suelo. Los actores, con todo esto, hacen lo que pueden… que no es poco. A pesar de una cierta frialdad inicial, todos acaban teniendo la oportunidad de emocionar al público y demostrar su indiscutible categoría.

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