El 1982 Maury Yeston y Arthur Kopit estrenaron en Broadway el musical Nine, basado en la famosa película Otto e mezzo de Fellini. El espectáculo fue el triunfador de los premios Tony de aquella temporada e inspiró un montón de revisiones que han servido para dar varias caras al jugoso personaje de Guido Contini, un papel asociado a Mastroianni que después cantarían actores como Raul Julia, Jonathan Pryce, Antonio Banderas e incluso Daniel Day Lewis en la versión cinematográfica. Pero si algo diferencia el musical de la cinta de Fellini es el gran protagonismo que da a una maravillosa galería de personajes femeninos, por la cual muchas actrices han suspirado y luchado sin tregua hasta conseguir formar parte de ella (desde Leslie Caron a Sofia Loren, pasando por Chita Rivera, Eartha Kitt, Jane Krakovski, Judy Dench, Marion Cotillard, Nicole Kidman y muchas otras). Ahora, Mariona Castillo ha tenido la osadía y el valor de asumir todas las mujeres del espectáculo y ofrecer un musical de pequeño formato que, si encuentra el espacio adecuado y el apoyo necesario, será uno de los pequeños tesoros de la temporada.
Hay que reconocer que en esta versión recortada y sin diálogos se hace difícil seguir la historia y distinguir algunos de los personajes. Es cierto que quizás estamos ante un recital más que ante una revisión de la obra, pero no hubiera estado mal poner algún contexto o hacer más patente la figura de Contini… ahora reducida a una silla con una americana colgada. Sea como fuere, la fuerza de Mariona Castillo llena todos los vacíos y nos hace olvidar cualquier imperfección. Arriesga a hacer voces diferentes y a jugar con tesituras vocales, a pesar de que se nota que con algunas está mucho más cómoda. Una propuesta osada, pues, que tanto Castillo como el director David Pintó tendrían que defender y promover al máximo.