Probablemente, cuando pase el tiempo y se analice cuáles fueron las características del teatro catalán de principios del siglo XXI, se hablará de dos impactos que han afectado mucho a las temáticas de nuestra dramaturgia: las nuevas tecnologías y la crisis económica. New Order, a pesar de ser una representante clara de este grupo, tiene la peculiaridad de huir de escenarios futuristas, planteando una historia paradójicamente realista: tres personas de clase media que secuestran una banquera como un acto de justicia social. Sergi Pompermayer, autor que ha ido alternando sus trabajos en el teatro y la televisión, firma (y también dirige) un texto ágil, divertido, actual y muy bien medido. Desgraciadamente, no puede evitar caer en algunos tópicos y ciertos patinazos demagógicos que estropean, en parte, su interesante debate sobre la utilización de la violencia a la sociedad contemporánea y su posible justificación. La puesta en escena es original, claustrofóbica y muy efectiva respecto a la angustia que transmiten los personajes. Especialmente, destaca una enérgica Gemma Brió demostrando, nuevamente, que sabe brillar allá donde le toque estar con su fuerza y verosimilitud.
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