Creo que fue la última obra que vi antes de que nos encerraran en casa por la pandemia de Covid. Se trataba de Instruccions per enterrar un pare, en la Sala Flyhard, con Eduard Buch, Teresa Vallicrosa y Sara Diego. Una buena dosis de humor negro que no anticipaba todo lo que tenía que venir, que menos gracia lo tuvo todo. Me ha hecho ilusión encontrarme con el mismo texto cinco años más tarde, aunque le hayan cambiado el título, el reparto al completo y también el espacio de actuación. Ahora nos encontramos en el escenario del Borràs, que quintuplica el de la Flyhard y que aleja al público de una trama que te sientes más tuya si la discutes en un comedor de casa.
La trama, esto sí, sigue igual de negra y funesta: un hijo se las ingenia para enterrar a su padre sin dinero ni seguros. Una situación dramática que al mezclarse con el absurdo acaba ofreciendo una comedia delirante. Es cierto que la segunda parte cuesta de creer mucho más que la primera, pero ya se sabe que a veces ciertas premisas tienen una resolución complicada y poco verosímil.
Los tres actores protagonistas (Mercè Arànega, Francesc Ferrer y Mia Sala-Patau) ya se les ha visto antes en comedias de este tipo, y quizás por eso salen bien airosos de cada una de las situaciones que les plantea la trama. Ahora bien, creo que un espacio más pequeño y acotado les habría ido más a favor y no habría diluido tanto algunos gags. Cosas de los espacios dramáticos y las historias que se crearon casi para ser explicadas al oído.