El riesgo de la estridencia

Masticar hielo

Masticar hielo
25/05/2018

Poner en escena ¿Quién teme a Virginia Woolf? no resulta nada fácil. El peligro con este obra es que, fácilmente, se puede caer en un histrionismo granguiñolesco que tape la verdadera profundidad psicológica y emocional de la historia. La compañía El Eje, más que hacer una adaptación, se ha inspirado en el texto de Edward Albee para construir un montaje con la energía, el tono y la personalidad con la que se sienten identificados, en cierto modo, apostando por la forma por encima del contenido. La decisión es valiente y coherente con su trayectoria pero el resultado arriesga tanto que pierde el control sobre sí mismo. Aumentar la agresividad, los gritos y el ritmo de este universo narrativo ha acabado obteniendo un producto demasiado estridente, donde se pierden los matices y sólo queda espacio para el impacto. Hay que decir que la fuerza interpretativa de todo el reparto es notable y que Mar Pawlowsky defiende el espectáculo con una autoridad incontestable. También resulta interesante el contrapunto que aporta Eric Balbàs que, gracias a tener un personaje más introspectivo, tiene la oportunidad de incorporar un poco de sutileza. Como grito de protesta o puñetazo sobre la mesa, Masticar hielo es efectiva pero, entre tanto de ruido, le pone difícil a los espectadores poder encontrar alguna reflexión más allá de la capa superficial.

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