Desde los tiempos de Arthur Miller, el teatro norteamericano ha mostrado siempre un especial interés en diseccionar los conflictos emocionales de los grupos familiares tradicionales, sean de clase alta o media-baja. Humans es la última aportación a esta tendencia con muchos puntos en común con la tradición de la queproviene, a pesar de que algo menos calculada de a lo que estamos acostumbrados. El montaje plantea una historia sobre aquello que los seres queridos son incapaces de decirse abiertamente, sobre la toxicidad de algunos vínculos y sobre la densidad de algunos silencios. Mario Gas aborda el conjunto con una dirección funcional que consigue que la maquinaria no se estanque en ningún momento. A pesar de esto, el texto arriesga demasiado jugando a la sutileza, a las discusiones cotidianas interminables y a una estructura abierta que no acabar de definir del todo sus intenciones. De este modo, genera unas expectativas que una trama poco reveladora y dispersa deja sin satisfacer. Por ejemplo, al personaje de la abuela se le podría sacar mucho más partido, entre otros aspectos incompletos. En cualquier caso, su retrato realista del ambiente familiar con el que todos nos podemos identificar y el pesimismo generalizado post 11-S y crisis económica está muy bien logrado y tiene un poder cautivador tan vigoroso que hace que la pieza, a pesar de sus carencies, nunca deje de resultar interesante de seguir.
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