El thriller rural que nos faltaba

Malamort

Malamort
06/07/2024 - Sala Beckett

Daniela Feixas ha optado por el thriller rural en su estreno como autora residente de la Sala Beckett. Ha tirado de recuerdos de niñez, de su experiencia vital en dos pueblos pequeños y seguramente de la influencia que el cine o la televisión ejercen sobre el imaginario colectivo. De hecho, hay una escena inicial reveladora que puede remitir a la famosa Laura Palmer de Twin Peaks (qué casualidad, pero el personaje sobre el que gira todo también se llama Laura) y otras referencias a Fargo, las obras de McDonagh o productos similares. En este caso, sin embargo, Feixas incorpora sus propias obsesiones y algunos elementos clave de su dramaturgia: los animales y los adolescentes.

En Malamort tenemos un gato desaparecido, una agente rural que acaba de llegar al pueblo, un padre obsesionado por leyendas ancestrales y unos hijos que juegan peligrosamente en la cuerda floja. La obra se explica en dos planos temporales diferentes y, poco a poco, va revelando al público informaciones relevantes y aclaratorias. Pero más que la historia, a la autora le interesan sus personajes, la sensación de soledad e indefensión que sufren y también la ambientación opresiva y enigmática que lo rodeado todo. De hecho, la escenografía de Anna Tantull acaba resultando crucial y casi profética para el futuro de los protagonistas: oscura, tétrica y peligrosa.

En cuanto a las interpretaciones, tenemos a dos veteranos que aportan todo su saber estar a la función. Josep Julien aprovecha muy bien este padre ambiguo y aparentemente despótico, mientras que Marta Marco cumple como siempre con un personaje que podría haber dado más de sí desde el guion. Marc Soler y Abril Julien, por su parte, destacan por su energía y juventud. Dos actores a seguir, sin ningún tipo de duda.

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