Nacida en la Italia de mediados del siglo XVI, la comedia del arte es un género popular que, a pesar de contener las claves esenciales para entender nuestra idea actual del teatro, cada vez está más en desuso. Como variedad que mezcla elementos de la literatura del Renacimiento con tradiciones carnavalescas, mímica y habilidades acrobáticas, resulta evidente su influencia en el teatro de Shakespeare, Lope de Vega o Molière y, posteriormente, en disciplinas como el clown, el burlesque o la pantomima. En L’ultima notte del Capitano, el actor y director Felipe Cabezas ha tenido el buen gusto de recuperar la magia de este universo de máscaras, aventuras y enamoramientos para hacerle un melancólico homenaje que es, en realidad, toda una declaración de amor a las artes escénicas. Partiendo de los últimos días de la vida de Francesco Andreini, asistiremos a un monólogo donde el histórico comediante evocará sus recuerdos de fama y gloria ya olvidados. La obra transita delicadamente por la línea entre el drama y la comedia, el amor y la desesperanza, la joya de vivir y la crudeza de la soledad. Además, expone de forma didáctica e intimista los elementos característicos de la comedia del arte de forma interesante tanto para los expertos como para los que no habían oído nunca a hablar de este género. No obstante, se echa de menos algo más de la acción que ya nos da algunos momentos y que la historia no se deje seducir tanto por el poder de la palabra. Las máscaras que se usan son magníficas y es una lástima que nos deje deliberadamente con las ganas de ver al protagonista usarlas todas al menos una vez. Ahora bien, consigue crear una atmósfera de añoranza única y tiene unas frases finales verdaderamente cautivadoras que permanecerán dentro del espectador tiempo después de acabar la función.
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