Shakespeare en un taller

Los finales felices son para otros

Los finales felices son para otros
05/11/2023 - La Villarroel

Esta es una reescritura muy particular de Ricardo III, al estilo de las que ya habían hecho Gerard Guix en Ricard de 3er o Carla Torres con los de Parking Shakespeare. Se trata de una versión muy a la argentina, como aquellas que hacía ya hace unos años Daniel Veronese. Aquí todo se reduce a un taller o fábrica (no se sabe demasiado bien) que subsiste como puede a pesar de pasar por un mal momento, y que tiene a unos hermanos como propietarios. Uno de ellos, con visibles malformaciones físicas, querrá vengarse de todo y de todos por los agravios y las humillaciones sufridas durante años. Su mente –deformada también por el sufrimiento- maquinará una serie de tramas retorcidas y maquiavélicas.

La dramaturgia de Mariano Saba funciona y avanza con interés, a pesar de que a veces haya algún salto argumental que hace avanzar la trama con celeridad. Creo que la dirección de Ignacio Gómez Bustamante i Nelson Valente –presente en los últimos meses en las carteleras de muchos teatros barceloneses- se centra demasiado en la crispación y quizás no dosifica las explosiones y el griterío. Una decisión que, a pesar de todo, tiene su contrapunto en la magnífica interpretación de Julián Ponce Campos, un actor ya visto en la trilogía catalo-argentina del último Festival Grec. La suya es una de aquellas actuaciones que se recuerda y que conmueve, tanto por el gran trabajo físico como por su contención y naturalidad. Un actor que tendremos que seguir con atención, porque nos puede dar muchas sorpresas.

Un apunte también para la decisión escenográfica, que utiliza una de las gradas como parte del decorado. Una decisión sencilla, seguramente movida por las necesidades de una sala tan particular como La Villarroel, pero que da una dimensión metateatral muy interesante y perturbadora.

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