Un Shakespeare oriental

L'orfe del clan dels Zhao

L’orfe del clan dels Zhao
17/04/2014

La cultura tradicional oriental resulta para el público de Barcelona tan exótica como lejana en cuanto a su imaginario, sus costumbres y su inflexibilidad moral. Por este motivo, montar con una compañía catalana una obra basada en un texto chino del siglo XIII y hacerla atractiva y accesible no es, de entrada, un trabajo nada fácil. El talentoso director Oriol Broggi, apelando a la universalidad y el cariz legendario de la historia, ha construido un elegante y respetuoso relato, inteligible, épico, cercano, mágico y con una solemnidad muy digna. La trama, ambientada en este mundo antiguo de venganzas y traiciones, recuerda sobre todo a las tragedias shakespearianas (lo cual tiene un gran mérito), a pesar de que también evoca al teatro de Sófocles (por la inevitabilidad del infortunio) o de Mouawad (por el tratamiento del dolor y el luto). El actor Julio Manrique, en el papel de médico ambulante que resulta el responsable de la salvación de la alcurnia del clan Zhao, hace una interpretación espectacularmente sentida, vibrando, emotiva y, prácticamente, se apodera del alma de la obra, a pesar de que el resto de actores también hacen un buen trabajo. No obstante, la narración, que en dos horas de duración consigue no hacerse pesada, tiene un desarrollo demasiado lineal y, por lo tanto, muy previsible. Haría falta, quizás, añadir algún giro, obstáculo o sorpresa que nos saque de la simple realización de los hechos que se anuncian casi desde el principio de la obra; y tampoco estaría de más alguna elipsis. Afortunadamente, el peso no recae sobre el argumento (que es potente pero también bastante esquemático) sino sobre los sentimientos de los personajes y, por lo tanto, gracias a esto y a la puesta en escena (a excepción de la lucha de espadas que, por más efectista que sea, en teatro nunca acaba de funcionar), se aguanta bastante bien todo en conjunto.

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