Se nos advierte al principio de la función que seamos muy estrictos con el tema del móvil y cualquier cosa que pueda distraer a los actores o a otros espectadores, y es que ya nos dicen que los silencios, en este caso, son tan o más importantes que los diálogos. Una vez empieza la obra nos damos cuenta que la mayoría de pausas están cargadas de emociones y secretos que iremos descubriendo a lo largo de la pieza. Estamos ante un texto que va desgranando la historia poco a poco, buscando tocar la fibra… a veces de forma sutil y a ratos con mucho más desparpajo. Guillem Clua utiliza toda su experiencia como autor para pilotar este delicado artefacto hacia donde él quiere, con diálogos brillantes y recursos de todo tipo. Quizás se abusa al principio del tira y afloja entre la profesora de canto y el supuesto alumno, y también me ha parecido que algunos detalles chocaban con la coherencia interna de los personajes, pero está claro que el tema y el efecto sentimental que causa en el espectador pueden con todo. Y es que Clua sabe cómo tratar las reivindicaciones del colectivo LGTBI, tal como ya le hemos visto hacer en Justícia o en las dos partes de Smiley.
Pero nada sería el mismo sin dos grandes actores encima del escenario. A Dafnis Balduz, que repite el rol después de haberlo interpretado en Madrid junto a Carmen Maura, ya le conocíamos muchos trabajos que abalan una carrera cada vez más consistente y brillante. Pero quizás no nos equivocamos si decimos que este debe de ser uno de los personajes más complicados a los que se ha tenido que enfrentar nunca, con una gran cantidad de matices y con una exposición sentimental muy generosa. Y en cuanto a Emma Vilarasau, difícil será ponerle adjetivos a su interpretación. Pocas veces la hemos visto tan contenida y tan acertada como aquí. A pesar de la dificultad de un personaje no exento de trampas, ella brilla en cada una de sus intervenciones, aportando la seguridad y la contundencia escénica que está demostrando los últimos años. Una carrera teatral que no tiene freno, ni límites, y que esperamos que siga brindándole personajes tan ricos como este.