Las personas tienen tendencia a pensar que siempre quedará tiempo para hacer cosas. Que se puede posponer un encuentro, una conversación, o pasar el rato con alguien. Pero el tiempo no es infinito.
Clara, después de toda la vida siendo una mujer de éxito que se ha ido trasladando de ciudad según el trabajo, decide vender la casa donde vive actualmente con su hijo y hacer un viaje muy especial con él. Oriol solo quiere disfrutar de la vida, ligar, abandonarse al placer y, sobre todo, no compartir ningún momento con su madre. En una noche de fiesta, Oriol conoce a Javi que busca evadirse de sus responsabilidades y encuentra en este niño rico la mejor opción para conseguirlo.
Un texto de Daniel J. Meyer emocionante y divertido, que provoca un viaje no solo en el escenario sino también en la propia vida. Como muchas veces en ficción, se utiliza un trayecto físico para que los personajes tengan una evolución y, mutuamente, se acompañen. En sus diálogos, vivos y directos, se vierten los anhelos y reproches de cada uno de los protagonistas. Se entrelazan con ritmo y honestidad cada paso en sus relaciones y se evocan momentos que pueden reverberar en el público. El único momento de chirría un poco es el inicio de la relación entre Oliver y Javi, cuando su vocabulario no parece fácil y natural, sino forzado para introducir la manera coloquial de hablar. Pero se trata de un momento puntual que no afecta a la obra.
La química entre Àngels Gonyalons (Clara) y Pau Oliver (Oliver) es increíble. Sus peleas y, sobre todo, sus confesiones mutuas se presentan sobre el escenario de manera natural y cómplice, transmitiendo cada sentimiento directamente a la espectadora.
Una escenografía muy moldeable y pensada al milímetro ayuda a crear las situaciones perfectas para que los personajes puedan dejarse llevar por la narrativa. También tiene una presencia indispensable el uso de las canciones que se van reproduciendo a lo largo de la producción. Cada elección musical se expande por el escenario y también por el patio de butacas, creando situaciones emotivas y muy divertidas.
En este relato se pone énfasis en la capacidad de verse mutuamente cuando los personajes están destinados a no verse más. Esta revelación de la auténtica cada de cada uno, de dejarse ver de verdad es el núcleo de este viaje que intérpretes y público acaban haciendo juntos.