Sátira efervescente

Liceistes i cruzados

Liceistes i cruzados
18/10/2014

Nuestros abuelos conocían a Pitarra sobre todo por dramas como Las joyas de la Roser, La nodriza, La cruz de la masía o La hija del marchante, pero Frederic Soler y Hubert -nombre auténtico del autor – destacó principalmente por su trayectoria satírica, que lo convertiría en uno de los padres de la comedia catalana y también en uno de los principales artífices de la normalización de la dramaturgia en catalán. L’esquella de la torratxa, ya representada la pasada temporada dentro del homenaje que le rindió el TNC, o El castell dels tres dragons son algunas de sus sátiras más conocidas, aunque Liceísta y Cruzados pasa a ser desde ya uno de sus logros más importantes. Y en esto tiene mucho que ver Jordi Prat i Coll, ya que el montaje que ha presentado en el Nacional tiene la energía, el tono y el buen gusto que lo convierten en un pequeño clásico.

En sí, esta comedia de Pitarra no deja de ser una anécdota o un conflicto local que nos queda lejano y que prácticamente nadie recordaría, si no fuera por el completísimo programa de mano que se nos da a la entrada. Las peleas de los aficionados operísticos -los del Teatro de la Santa Cruz con los del Liceo- dan pie a una trama sencilla y modesta, que deja a la vista los andamios de una comedia clásica. Aquí es precisamente donde el director saca todo el jugo posible a la pieza, consiguiendo un tono justo que podría llegar a pasarse… pero que no lo hace. De eso tienen mucho cuidado unos comediantes espléndidos, capitaneados por una eufórica y acertadísima Anna Moliner y un recuperado Pep Sais. En resumen, una fiesta teatral que seguro disfrutará.

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