Goldoni es uno de los grandes genios de la dramaturgia, y siempre he creído que La hostalera es uno de los textos más bellos que se han hecho nunca sobre el tema de la seducción y la guerra de sexos. Un texto, además, que tiene más capas que las mostradas y que desemboca en un final inesperadamente triste, como en otras muchas obras del autor. Esta bajada a la realidad y este carácter repentinamente práctico y realista de sus personajes hace que Goldoni sea uno de los comediografos que mejor ha aguantado el paso del tiempo.
Ya hace un montón de años pude ver la versión que hizo Sergi Belbel, centrada sobre todo en el juego dialéctico y las motivaciones de los personajes. Ahora, en cambio, Pau Carrió ha dado preferencia al envoltorio y a la parte estilística. Fiel a la afición de La Perla 29 hacia la Italia más cinematográfica, ha convertido el teatro en una locanda de los años sesenta y ha vestido a los personajes como si estuvieran en una película de Fellini. Todo ello ha servido para organizar una gran fiesta, con cena incluida, aunque se hayan perdido matices y una cierta profundidad de los personajes centrales. Unos personajes muy bien servidos por Laura Aubert y David Verdaguer, que luchan cada una de sus réplicas hasta el final. También hay que mencionar el magnífico trabajo de Javier Beltrán, que se pone al público en el bolsillo con su peculiar marqués, y la escenografía tan brillante de Sebastià Brosa. En resumen, un éxito inmediato que augura un boca-oreja sensacional.