Humor e incertidumbre

L'encarregat

L’encarregat
26/10/2014

A veces olvidamos que Pinter puede ser divertido. Quizá porque sus obras nunca son abiertamente cómicas, alegres u optimistas. Es difícil de saber. Pero el caso es que muchas de ellas, desde una mirada llena de ironía, tratan las miserias del comportamiento humano generando situaciones de extraño desconcierto que podemos calificar, innegablemente, de humorísticas. Parece claro que Xicu Masó, director de esta sutil y esmerada pieza, ha querido potenciar este aspecto satírico del universo pinteriano, abordando los personajes casi como clowns que juegan a envolverse en conversaciones sin salida, y rodeados de una atmósfera de thriller del absurdo de trasfondo realista. L’encarregat, primer éxito comercial de quien fue Premio Nobel de Literatura en 2005, es una obra moderna y, al mismo tiempo, universal, sobre la lucha por el territorio, el poder y la dignidad. Masó ha dirigido tres espléndidos actores consiguiendo que llenen de sentido cada pequeña frase, cada monosílabo y cada pausa del texto. La dirección escénica huye de cualquier artificio, centrando la atención en el ambiente turbio e incierto de los tres infelices que, hoy en día, curiosamente, reflejan tan bien el estado de ánimo de nuestra sociedad. Impecable, especialmente, resulta la interpretación de Albert Pérez como vagabundo: tierna, hiperrealista y vibrante. Por lo demás, más allá del impecable tratamiento del ritmo y de los diálogos, se ha optado por una puesta en escena un poco demasiado conservadora, incluso, con oscuros para dividir las escenas. Sin estos oscuros, que bien pueden ser un homenaje a las pausas del mismo Pinter, el espectáculo es una verdadera joya del teatro contemporáneo que, en este caso, se ha sabido hacer billar desde el humor, el respeto y la inteligencia.

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