Esta obra ya era difícil en su planteamiento. Combinar La tempestad de Shakespeare, La peste de Camus y la Suite para piano nº 17 de Beethoven (conocida como La tormenta) parecía más un capricho fruto del azar que no un trabajo concebido desde un punto de vista racional. No sabemos demasiado bien como se llegó hasta aquí, pero no podemos obviar que de la mente de Jordi Oriol y Xavier Albertí pueden surgir mezclas muy interesantes y muy trabajadas. La obsesión por el lenguaje y los juegos de palabras, así como la predilección por la socarronería al estilo de Pitarra, acaban emparentando el espectáculo con el anterior, La caiguda d’Amlet (o la caiguda de l’hac). No obstante, la estética ha cambiado radicalmente. Aquí, una gran parte de la fuerza surge de las imágenes más que de las palabras, puesto que ver a Jordi Oriol bañarse literalmente dentro de un piano bajo la lluvia no deja indiferente a nadie. La interpretación, por otro lado, va desde el perpetuo estado de excitación de Oriol hasta la lucha contra la guturalidad que presenta el actor y pianista Carles Pedragosa. En definitiva, un montaje que puede llegar a cansar por el alud de palabras e ideas aparentemente inconexas, pero que arriesga y no tiene miedo de investigar e ir hasta el fondo
¡Enlace copiado!