Lo que se saca en claro de esta función es que Josep Maria Mestres tiene una gran habilidad para coger un clásico y convertirlo en una pièce bien faite. Lo hizo con aquel collage que se llamó Amor & Shakespeare, y lo ha vuelto a conseguir ahora con esta versión de L’Avar que es, a la vez, un homenaje nada disimulado a los cincuenta años de profesión de Joan Pera. Quizás se trata de un montaje que corre pocos riesgos y que quizás requería otro tipo de adaptación, pero lo que está claro es que detrás hay un gran trabajo de producción que ha conseguido un Molière más que digno.
Por otro lado, se tiene que admitir que Joan Pera está magnífico. Aprovecha muchos de sus recursos habituales y los encaja a la perfección en este Harpagón malicioso, asustadizo, astuto y pícaro. Se tiene que agradecer que la interpretación del conocido actor se haya puesto al servicio de la obra y no al revés, cosa bastante habitual en el teatro de boulevard o más comercial. También se tiene que decir que Manel Dueso, Júlia Barceló y Ricard Farré, entre otros, lo acompañan con energía y profesionalidad. Espero que a Pera, y sobre todo a su público, les anime la propuesta, porque se ve muy claro que el cómico todavía tiene mucho para ofrecernos. Sin ir muy lejos, y para no salir de la comédie française, creo que haría un enfermo imaginario que parecería escrito a medida…