Sexo, epístolas y rock'n'roll

Las amistades peligrosas

Las amistades peligrosas
15/03/2015

A pesar de que, originalmente, Las amistades peligrosas nació en forma de novela epistolar en 1782, la historia de estos dos libertinos franceses se hizo muy popular por la adaptación cinematográfica que dirigió Stephen Frears a finales de los años ochenta. En esta versión teatral de Javier L. Patiño y Darío Facal, el juego de seducción y venganza de los nobles protagonistas y sus perversas apuestas continúan teniendo la fuerza y el morbo del material original. La novedad, en este caso, es la incorporación de instrumentos musicales que convierten, por instantes, el espectáculo en un verdadero concierto de rock’n’roll. Las guitarras eléctricas o la batería, básicamente, otorgan ritmo, vigor escénico y explosiones físicas de los actores pero, en parte, también banaliza ligeramente el contenido de la obra. Carme Conesa interpreta a la Marquesa de Merteuil de manera tan fascinante que acaba para robar la atención en todas las escenas, incluso cuando no participa directamente. Desgraciadamente, Edu Soto, a pesar de su esfuerzo, no está a la altura como Vizconde de Valmont, un papel cuya complejidad no acaba de encontrar. Además, provoca (no queda claro si intencionadamente o no) momentos de extraña comicidad que no encajan bien con el resto de la propuesta. Aparte de esto, el montaje es dinámico, consigue composiciones visualmente muy sugerentes y, a pesar de abusar de fórmulas que acaban para hacerse repetitivas, expone correctamente su mensaje: el sexo es una gran herramienta para obtener poder.

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