La Ratonera llega a Barcelona después de 62 años triunfando en la cartelera londinense. Un reparto lleno de caras televisivas como Mariona Ribas (la entrañable Marta de El Cor de la Ciutat) o Xavier Bertran (el ya mítico Lo Cartanyà) es el encargado de acogernos a la inhóspita Mansión Monkswell. Al más puro estilo Agatha Christie, la intriga está servida: ¿Cuál de los ocho personajes en escena es el asesino?
Sin duda, la premisa es de lo más atractiva, pero a la práctica personalmente me dejó un regusto agridulce. Un inicio visualmente potente hacía presagiar dos horas de espectáculo trepidante, pero a pesar de la indiscutible entrega de los actores, una sensación persistente de carencia de fluidez me impidió adentrarme de pleno en la trama. Incluso se me hizo larga!
¿Las causas? Quizás una dirección demasiado focalizada en el texto, que en algunos momentos iba en detrimento de la frescura y el potencial (un tanto desaprovechado) de los actores. Está claro que una pieza del 1952 no se puede transformar –ni hace falta– en la más vanguardista de las propuestas de la cartelera, pero el valor de traer de nuevo a escena un clásico de la talla de La Ratonera reside en liberarla de la esclavitud del paso del tiempo. En este caso, y desde mi punto de vista, no se acaba de conseguir.
De cosas positivas, pero, se encuentran. Por ejemplo, dos descubrimientos: el actor Joan Amargós y su fantástico trabajo en el papel del joven excéntrico, y la terrorífica animación a cargo de la compañía La Fresca en el hall del Apolo. Talento teatral dentro y fuera de escena!