Cuando la ironía se convierte en sarcasmo (o casi)

T de Teatre: La meravellosa família Hardwicke

T de Teatre: La meravellosa família Hardwicke
08/10/2022

El teatro de Chéjov contiene una fina ironía que Christopher Durang supo transformar en sarcasmo en un aclamado guión, bajo el título Vanya and Sonia and Masha and Spike. Hoy tenemos la posibilidad de disfrutarlo en nuestras salas, gracias a la coproducción de T de Teatre, Bitò y La Brutal.

De hecho, el sello de T de Teatre se hace notar con solvencia gracias a la actuación de Marta Pérez y Carme Pla. El equipo que dirige David Selvas parece moverse, a veces en exceso, en torno a estos dos monstruos del escenario. Dan vida a dos caracteres antagonistas, a través de los cuales se mueve la trama. Masha (Marta Pérez) llega a la casa familiar con el grupo de una estrella del cine y el desequilibrio que le aporta su carrera frustrada al teatro y el desencanto de las parejas jóvenes y vacías. Y se encuentra su hermana Sonia (Carme Pla), paradigma de la autoestima baja y la incapacidad para lograr retos, o ni siquiera planteárselos. Ella y Vanya, el tercer hermano (Albert Ribalta), han dedicado la vida a sus padres, ya difuntos, y la ausencia de objetivos y la incapacidad de adaptación al cambio de los signos del tiempo les hace sentir vacíos. La mujer de realizar trabajos (Lide Uranga), argentina, muestra el camino de los acontecimientos por adelantado, como un oráculo. El contrapunto joven e inocente (o no) lo aportan Alejandro Bordanove, el “cuerpo” que entretiene al artista, y Paula Jornet, en el papel de una divertida y fresca aspirante a actriz.

Vanya, Sonia y Masha, personajes de las creaciones de Chéjov, se convierten en un homenaje al dramaturgo ruso. De hecho, todos los personajes, como dice el director, nacen de unos referentes y estereotipos teatrales que el autor hace revivir.

La impronta que dejan los personajes a lo largo de la obra es desigual, en muchos momentos, y va en función de la fuerza del artista que los interpreta. Es uno de los puntos que hace tambalear el equilibrio del montaje. Junto a una Marta Pérez increíble, capaz de todos los papeles posibles, con un punto cómico propio que sabe transmitir con fuerza, y de la energía en escena de Carme Pla, encontramos un Vanya excesivamente pusilánime, errático, a menudo ausente, espectador en escena de la actuación de las protagonistas; una Casandra que no está a la altura, que la salva el acento y el texto; un Spike excesivo, no probablemente por el actor sino por el tono que la dirección le habrá pretendido dar; y una Nina excelsa en su papel secundario (mención aparte merece Paula Jornet, que convierte en oro lo que toca con una traza propia de quien lleva el teatro bien adentro, que es capaz de excelir a Flyhard o cautivar con la exitosa La importancia de ser Frank). El tono de un humor demasiado fácil, en ocasiones, y una música de fondo, detrás de los diálogos, que no tiene sentido ni se le ve intención, son dos aspectos a considerar, inevitablemente.

Con todo ello, y pese a los aspectos citados, La maravillosa familia Hardwicke llena y llenará de risas y aplausos el patio de butacas, siempre deseoso de humor, de buenos ratos para emanciparse y distraerse. Sin tener que pensar demasiado. Pero, eso sí, déjeme decirlo: a menos que lo exija de forma expresa el guión, no son los Rollings… ¡que son los Stones! (¿Verdad, Tardà?)

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