Uno de los primeros libros que me regalaron en catalán fue Invasión sutil y otros cuentos, que enseguida me robaría el corazón por el lenguaje llano, mágico y deliciosamente irónico que Calders utilizó en toda su obra. Precisamente de este libro -y también de Crónicas de la verdad oculta, Todo se aprovecha o El honor a la deriva– la actriz Imma Colomer extrae diecisiete cuentos. Y lo hace, como no podía ser de otra manera, con sencillez, sutileza y un gran respeto. Sólo de esta manera te puedes encarar a uno de los mejores autores de nuestra lengua, que elevó la simplicidad a cotas sublimes y largamente estudiadas.
El espectáculo o recital sólo necesita de una silla, unos atriles y una acordeonista (Dioni Chico), que tanto acompaña las palabras con músicas bellísimas como con sonidos estridentes que pueden simular explosiones, animales y muchas cosas más. Bueno… el espectáculo necesita de todo esto y, evidentemente, de una buenísima actriz que se ponga totalmente al servicio de unos textos preciosos y que, despojada de toda vanidad, nos regale su buen gusto para hacernos pasar un momento mágico. Imma Colomer lo consigue con creces y se pone el público en el bolsillo sin despeinarse. Un clarísimo ejemplo de cuando las cosas se hacen por gusto y no a la fuerza…