El realismo mágico es un movimiento literario surgido a mediados del siglo XX y caracterizado por la introducción de elementos fantásticos dentro de una narrativa realista. La edad de la ciruela es una obra de teatro que bebe directamente de este género más propio de novela que popularizaron autores como Esquivel, Allende o García Márquez. Escrita por el dramaturgo argentino Arístides Vargas, narra la historia de las humildes mujeres de una familia que, generación tras generación, luchan, cada una a su manera, para escapar de la represión que supone el rol femenino en según qué épocas y estatus sociales. El texto contiene una importante carga poética y algunas dosis de humor pero también mucha amargura. Toda esta mezcla de momentos y emociones no son nada fáciles de representar. El realismo mágico originalmente está ideado para ser leído, puesto que se necesita un tiempo para captar sus imágenes sin perdernos en su densidad narrativa. Trasladado a escena, a pesar de los esfuerzos de la compañía, el texto de Vargas resulta, por instantes, demasiado pesado. Además, se insiste demasiado en metáforas un poco obvias como la detención del tiempo o las ciruelas que dan nombre al espectáculo. Afortunadamente, las actrices hacen bien su trabajo (con momentos brillantes como el juicio al reloj) y se nota que creen firmemente en el proyecto, así como el director que, en general, ha tomado las decisiones acertadas. Lástima que se ha optado por un naturalismo estético (escenografía y atrezzo) que, ciertamente, deja poco espacio a la imaginación.
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