Después de obtener una cierta repercusión con las bastante académicas adaptaciones de Hamlet, Yerma o Romeo y Julieta, la compañía Projecte Ingenu inició un camino más experimental y estético a base de deconstruir clásicos como La tempesta o el Fausto de Goethe. Su nuevo espectáculo sigue esta misma línea y presenta, partiendo de la obra de Josep Palau i Fabre, una contraposición entre el Don Juan arquetípico y una versión femenina del personaje. La idea de La dona pantera es interesante y da pie a reflexiones necesarias y muy valiosas. Una vez más, se percibe un exhaustivo trabajo de mesa (principalmente, en la dramaturgia de Anna Maria Ricart) y un buen puñado de ideas que pretenden, de forma más o menos intelectual, abrir debate y conectar el texto con la actualidad. El problema es que, a pesar de que la dirección de Marc Chornet tiene hallazgos magníficos, a la propuesta, en muchos momentos, le cuesta transcender más allá de su cuidada estética. La mayoría de decisiones escénicas son inteligentes pero poco efectivas a un nivel más emocional, puesto que no fluyen de una manera orgánica ni profundizan más allá de un concepto puramente visual. Afortunadamente, el grupo de actores es solvente y tienen una buena química interpretativa, cosa que impide que el vehículo narrativo se estanque en ningún momento. En resumen, el montaje es bonito, original y pone una tesis estimable sobre la mesa, a pesar de que se echa de menos que provoque en el espectador una vivencia más intensa, vibrante y, de alguna manera, catártica.
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