La que va a menudo al teatro, incluso la que va esporádicamente, vive un momento único cuando se sienta en una butaca y mira un espectáculo. Esta experiencia compartida con el resto del público no se volvería a repetir, aunque al día siguiente se fuera a ver la misma obra en el mismo espacio. Esta es una de las principales grandezas de las artes escénicas, que son vivas y nunca se podrá repetir ni lo mismo ni aquello que provoca.
La Cubana busca la máxima de “vivir el momento” en su último espectáculo, que es un claro homenaje al teatro amateur y a la historia de los espectáculos del Parel·lel de Barcelona. El hilo conductor es la preparación de la obra anual que lleva a cabo una compañía teatral en un centro parroquial -donde el público son los vecinos que se pasan a ver qué hacen- y, entre escena y escena, van sucediendo números musicales que quieren ser un recordatorio de toda la actividad cultural de revistas y actuaciones que se podían ver en la ciudad a finales de los 50.
Muy cercana y engañosamente casera, esta producción es una muestra clara de que la compañía sabe cuál es su objetivo: divertir y hacer feliz a su público. Textos rápidos y cómicos que ayudan a mostrar una época difícil en Catalunya, que entre chiste y guiño hay alguna crítica al pasado y también alguna advertencia al presente. Increíble despliegue dentro y fuera del escenario, y es que el reparto es de otra galaxia. Su entrega y dedicación, su pasión y manera de ver a sus personajes arranca risas cada dos por tres, y hacen pasar un muy buen rato a todo el patio de butacas.
La música en directo es una maravilla y también un aliciente que eleva la obra a otro estamento, con pocos instrumentos consiguen crear un mundo musical popular compartido desde el primer momento.
Es cierto, eso sí, que la estructura que navega entre ensayo de la obra y espectáculos del Paral·lel llega un punto en que se hace repetitiva y la espectadora ya sabe como irá todo hasta el final, pero eso no impide que se disfrute igualmente del despliegue para llevar al escenario producciones que pueden caer en el olvido y son historia del teatro.
Primera vez viendo a La Cubana y parece ser que no será la última.